A través del estudio del libro a los colosenses hemos visto cómo el apóstol Pablo enfatiza una y otra vez que los creyentes estamos completos en Cristo. Pablo ha enseñado con autoridad quién es Cristo, ha enseñado la supremacía de Cristo. Él dijo que Cristo es supremo porque en él habita toda la plenitud de Dios, por lo tanto, él es suficiente para salvar. El creyente no necesita buscar en otro lado.
Pero, en esta carta Pablo no sólo nos dirá lo que es verdad, verdad en su sentido positivo, sino que también nos advierte contra lo falso. La verdadera predicación expositiva explica la verdad, de manera positiva, y advierte contra la mentira, contra el engaño.
Por lo tanto, Pablo advierte a los creyentes en contra de lo que él llama “filosofías”, pero es necesario aclarar que Pablo no se refiere, con esta palabra, a la filosofía griega, o la medieval o la filosofía moderna. Él está hablando de esa mezcla de enseñanzas que los falsos maestros que llegaron a Colosas están enseñando a los creyentes.
Pero, en esta sección, mientras Pablo combate a los falsos maestros, exalta la plenitud de Cristo y la benéfica importancia de estar en comunión con él, pues, solo en él encontraremos perdón, libertad, plenitud. Todas estas cosas vienen con Cristo,
Y Pablo dice esto precisamente porque los falsos maestros están enseñando que los creyentes encontrarán plenitud, perdón y libertad si siguen sus doctrinas humanas. Por lo tanto, Pablo combate estas falsas enseñanzas recordándonos nuevamente quién es Jesús y los beneficios que tenemos en la unión con él.
La estructura de este pasaje es bastante sencilla:
1. Falsa enseñanza para evitar (v. 8)
2. La unión del divino Cristo y el creyente (v. 9-10)
3. Beneficios de la unión con Cristo (v. 11-15)
Y estos beneficios tienen como fin contrarrestar la enseñanza de los falsos maestros en Colosas.
1. Advertencia contra la falsa enseñanza (v. 8)
“Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo”.
Aquí Pablo aclara que los cristianos deben estar alertas contra las falsas especulaciones. La palabra “filosofía” se refiere a cualquier tipo de perspectiva y filosofía de vida. Esto no se refiere al estudio de la epistemología, la ética, la ontología o cualquier rama de la filosofía que uno estudia en el colegio o la universidad o los seminarios teológicos. Esto se refiere a algo más sencillo, es la perspectiva de la filosofía de la vida que se ha desarrollado combinando el cristianismo con un poco de judaísmo y algo de paganismo.
En realidad Pablo dice que esto no es filosofía, sino un engaño hueco, vacío. En esta enseñanza no hay nada, no se ofrece nada real. Es totalmente vano.
Pablo nos da tres características de este tipo de falsa enseñanza o falsa filosofía: Según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo”.
Primera característica, según las tradiciones de los hombres. En otras palabras, Pablo dice que esto es hecho por el hombre. Esta enseñanza no está fundamentada en la Palabra de Dios. no se basa en las palabras de Cristo. No se basa en la predicación apostólica. Viene de fuera de las Escrituras porque está hecho por el hombre.
¿Entiendes lo que Pablo está afirmando? Ellos están diciendo: “Oh, bueno, estas cosas que has aprendido en las Escrituras son buenas, pero si realmente quieren aprender la plenitud de la experiencia cristiana, entonces, te traigo una enseñanza secreta que no se escucha en las iglesias cristianas que ha plantado Pablo. Ven, escucha esto que te traigo y crecerás como nunca antes”. Pablo dice que esta enseñanza es hecha por el hombre. Él dice que debemos estar en guardia contra cualquiera que venga enseñando cosas que no están cimentadas en la clara verdad de la Palabra de Dios.
Segunda característica, es conforme a los rudimentos del mundo. Esta es una declaración que presenta dificultades para su interpretación. Ya entendemos por qué Pedro dijo que Pablo escribió algunas cosas que son difíciles de entender, y esta es una de esas declaraciones. Probablemente Pablo se refiere a los principios éticos de comportamiento que no están fundamentados en la Palabra de Dios. O Pablo puede estar pensando en una enseñanza particular que dice que hay seres espirituales demoníacos que controlan los principios elementales del universo, las estrellas, etc. Y, luego, esas estrellas controlan nuestras vidas. Y, es probable, que estos falsos maestros afirmaran que nosotros podíamos ejercer ese poder. Si sigues nuestro conocimiento secreto y nuestras enseñanzas secretas y nuestros rituales secretos podemos ejercer poder sobre estos seres espirituales que controlan los principios elementales como las estrellas, la luna, los planetas, el sol; y, por tanto, controlar el destino de nuestras vidas para encontrar la plenitud y la libertad.
Pablo está diciendo que no necesitas seguir esa enseñanza porque Cristo está sobre todas las cosas. Sobre las estrellas, sobre la luna y sobre el mundo espiritual.
Tercera característica, no están conforme a Cristo. No son según Cristo. En otras palabras, no están a la altura, o tal vez, contradicen positivamente el evangelio del Señor Jesucristo que el apóstol Pablo ha estado enseñando. Quizás contradicen la suficiencia de la obra salvadora de Cristo, afirman que se debe agregar algo a la obra de Cristo. Por lo tanto, no concuerdan con el evangelio que predica Pablo. Por eso él dice: Creyente está atento a las especulaciones y recházalas.
Indudablemente hoy los creyentes debemos estar más alertas frente a las falsas filosofías y las especulaciones que lo que debieron enfrentar los colosenses. El mercado cristiano está invadido de sutilezas y vacuidades que pretender “mejorar” la vida cristiana y la plenitud de vida en Cristo: Teología de la prosperidad, metafísica, neomisticismo, meditación trascendental, sanidad interior, guerra espiritual mística, angeleología, regreso a las raíces hebreas, legalismo religioso, liberalismo, entre otros.
Ahora, este es un asunto serio, para Pablo era algo muy serio. Hay cristianos que leen cualquier libro religioso o acuden a cualquier conferencia “cristiana” o visitan cualquier “iglesia” y no ejercen discernimiento. No logran diferenciar la verdad bíblica del error, porque la sutileza del error no se presenta como algo contrario a la clara fe bíblica, sino que contiene leves tergiversaciones en sus formulaciones y prácticas. Pero Pablo está diciéndote: No leas esos libros, no escuches esa clase de predicadores, no asistas a esa clase de conferencias, cierra tus oídos a ello; de lo contrario sucumbirás ante sus encantos, y es que lo novedoso siempre ha sido fascinante para el ser humano. Lo antiguo, así sea sólido, verdadero, fiel y ortodoxo tiende a ser rechazado con el tiempo porque queremos encontrar nuevas formas de fe y nuevas formas de vivirla.
Pero, otra gran verdad práctica que se desprende de este primer aspecto es que debemos conocer más a Cristo. No podemos distinguir lo falso hasta que conozcamos completamente lo verdadero. Si no conocemos a Cristo, ¿Cómo sabremos cuándo alguien nos está enseñando lo falso respecto a él y su obra suficiente? ¿Cómo conoceremos a Cristo si no estudiamos lo que los evangelios, las cartas y el Antiguo Testamento dicen de él? Este es un deber, no sólo de los pastores o diáconos o predicadores, sino de todo creyente.
Últimamente hemos sabido de pastores y maestros que han sucumbido ante el encanto del movimiento del regreso a las raíces hebreas, de la teología de la prosperidad, del atractivo de las ceremonias del catolicismo romano o de las iglesias ortodoxas; si a ellos les sucedió a usted también le puede suceder.
2. Quién es Cristo y su significado para nosotros (v. 9-10)
“Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad”.
Si recordamos constantemente quién es Jesús y quiénes somos nosotros en él, entonces, no caeremos presa de las falsas enseñanzas.
Una vez más Pablo nos dice tres cosas que debemos recordar:
Primero, cuál es la plenitud que habita en Cristo. Es decir, en Cristo no solo se encuentran los atributos de Dios, las obras de Dios, sino, también, la esencia de Dios. Toda la plenitud de la Deidad habita en él en forma corporal. Él no solo se parece a Dios, sino que es la Segunda Persona de la Trinidad encarnada. Él no sólo hace las obras de Dios, sino que la esencia de su ser exhala deidad.
No hay nada impío o imperfecto en el Señor Jesucristo. Y cualquier enseñanza acerca de Cristo que diga menos que eso no es la enseñanza de las Escrituras.
No lo olvidemos, en él habita corporalmente toda la plenitud de Dios, por lo tanto, aunque los falsos maestros lo reconozcan como el más grande profeta o el más grande maestro que ha pisado la tierra, o el más santo de los santos; pero no lo reconocen como el Hijo de Dios, de la esencia del Padre, entonces no lo honran en absoluto.
Pablo nos recuerda esta verdad porque si toda la plenitud de la Deidad habita en él, entonces, no tendríamos razones para buscar nada más con el fin de experimentar la plenitud del perdón o la verdadera libertad. Si en Cristo habita completamente la plenitud de la Deidad, entonces, nosotros estamos completos en Él. No necesitamos de ningún otro mediador. Él ha provisto todo lo que necesitamos para ser completos y perfectos. Él ha provisto los medios de gracia, la Palabra, la oración y los sacramentos. Él ha provisto el ministerio para ministrar esos medios de gracia a Su pueblo.
Y Pablo complementa esta gloriosa declaración cristológica afirmando: Quien es la cabeza de todo principado y potestad. Todo está bajo la autoridad de Cristo, tanto en el cielo como en la tierra, tanto lo visible como lo invisible, por lo tanto, solo Cristo es Señor de Su pueblo. Por lo tanto, el señorío de Cristo trae plenitud y libertad.
Hoy día algunos maestros enseñan que Cristo puede ser tu Salvador sin ser tu Señor, de allí viene la doctrina del cristiano carnal, es decir, un verdadero creyente puede ser salvo, al creer en Cristo como su Salvador, pero no necesariamente reconocerlo como Señor de su vida. Pero Pablo no está de acuerdo con eso. Su punto es: El señorío de Cristo es, de hecho, lo que te da la libertad y si Cristo no es tu Señor, no eres libre. El señorío de Cristo te libera de la esclavitud del pecado y del mundo. Porque él es el Señor has sido liberado. Y debido a que el es Señor sobre toda autoridad, no necesitamos encontrar ritos secretos para usar los supuestos poderes de los elementos de la naturaleza, porque Él tiene autoridad sobre ellos.
En conclusión, Pablo afirma: La plenitud de vida está en Cristo, porque en Cristo habita la plenitud de la Deidad, porque en Cristo estamos completos y porque todo está bajo la autoridad de Cristo.
3. Tres beneficios específicos de nuestra unión con Cristo (v. 11-15)
“En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos. Y a vosotros estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz”.
Una de las doctrinas más profundas y misteriosas es la de nuestra unión con Cristo. Los creyentes, por el Espíritu, mediante la fe, están unidos a Cristo. No puedo decirte todo lo que significan estas palabras, pero las Escrituras hablan de nuestra unión con Cristo usando una diversidad de analogías.
Cristo habla de sí mismo como la Vid y nosotros las ramas. Pablo dice que la iglesia es como un edificio y que nosotros somos partes unidas al mismo y Cristo es la Piedra angular. También Pablo usa la figura del matrimonio, donde Cristo es el esposo y nosotros la esposa. A veces Pablo usa la metáfora del cuerpo, donde Cristo es la cabeza y nosotros los miembros.
En esta sección Pablo está diciendo que si nosotros comprendemos la doctrina de la unión con Cristo, entonces, no seremos presa de las falsas enseñanzas que pretenden llevarnos a más plenitud y libertad añadiendo algo a Cristo.
¿En qué consiste esto de nuestra unión con Cristo? Estar unidos a Cristo no significa que nosotros dejamos de ser nosotros mismos para convertirnos en Cristo, así como un esposo no deja de ser lo que es cuando se une a su mujer. Al estar unidos a Cristo no nos convertimos en Dios. Pero entramos en una relación de pacto con él por el cual él es nuestro y nosotros somos de él.
A través de ese pacto todos los beneficios de su vida y muerte fluyen hacia nosotros. Pablo nos presenta alguno de estos beneficios:
El primero es compañerismo. Tenemos una relación íntima, comunión de vida, compartir de vida con Cristo. Al estar unidos a Cristo por medio de la fe él comparte con nosotros muchas bendiciones espirituales. Y para explicar mejor este asunto Pablo usa varios paralelismos entre la circuncisión y el bautismo.
Estamos completos en Cristo, por la unión que tenemos en él, porque en nosotros se cumplió el gran objetivo que buscaba la circuncisión en el Antiguo Testamento: Que los creyentes circuncidaran sus corazones, es decir, que abandonaran el pecado. Pero ellos no lo pudieron hacer, porque la regeneración es una obra del Espíritu Santo. Muchos judíos estaban circuncidados en la carne, pero no en sus corazones, por eso desobedecían la Ley de Dios flagrantemente, y Dios los abandonó.
Ahora los creyentes en Cristo no somos admitidos a la Iglesia Universal de Cristo, al verdadero Israel o al Israel espiritual por un rito externo de la carne, sino por el nuevo nacimiento, por la regeneración, y estos que nacen así en la familia de la fe reciben la señal externa de su conversión y transformación: el bautismo.
Este pasaje ha sido usado con frecuencia, debido a que relaciona la circuncisión con el bautismo, como una defensa férrea de la práctica del bautismo de infantes. Y, aunque tenemos un gran aprecio por los grandes próceres de la fe reformada, no estamos de acuerdo con ellos en la interpretación que hicieron de este pasaje al llegar a la conclusión de que así como los niños eran circuncidados en el Antiguo Testamento, igualmente los bebés que nacen de padres cristianos también deben ser bautizados como señal del pacto que Dios hizo con nosotros.
A la luz del contexto se evidencia que Pablo está oponiendo la práctica carnal de la circuncisión con la regeneración, con la fe verdadera. Los falsos maestros estaban requiriendo de los creyentes que circuncidaran la carne para que pudieran recibir más bendiciones, pues, Cristo no era suficiente.
Pero Pablo afirma que, debido a que estamos unidos a Cristo por medio de la fe, entonces, en él hemos recibido la verdadera circuncisión, en la regeneración, ya que allí echamos fuera el cuerpo pecaminoso carnal, el reinado del pecado fue quebrado y el dominio del mal fue extirpado. Ahora andamos en vida nueva, por lo tanto no necesitamos circuncidarnos en la carne.
Y, el bautismo cristiano, es una expresión externa de esa conversión interna del alma, de esa regeneración. En el Antiguo Testamento, en la iglesia de Israel, la circuncisión se practicaba sobre todos los varones, recién nacidos, porque ellos entraban a formar parte del Israel carnal; pero, en el mejor pacto, el Nuevo Testamento, no se practica el bautismo o el rito externo del agua sobre los hijos de los creyentes, sino sobre los nacidos de nuevo, los niños en Cristo, los recién convertidos, porque ahora somos el Israel espiritual, y a este Israel se entra de manera espiritual y no carnal.
Todas las veces que el Nuevo Testamento menciona el bautismo requiere previamente del que lo recibe la fe en Cristo. En esto se establece una clara diferencia entre la circuncisión del Antiguo Testamento y el bautismo cristiano.
Ahora, el punto central de Pablo es que cuando somos bautizados, en respuesta a la verdadera fe y la regeneración, estamos testificando que nosotros estamos en Cristo, y así como él fue sepultado (lo cual se representa por la inmersión en el agua), y así como él fue resucitado (lo cual se representa mejor cuando somos levantados del agua), nosotros hemos recibido en él la vida nueva.
El bautismo siempre le recordará al creyente que su vida está entrelazada con la de Cristo. Él vivió una vida de santidad perfecta, nosotros en él también. Él fue crucificado por el pecado, nosotros hemos sido crucificados al pecado. Él está sentado ahora a la diestra del Padre, nosotros también en él. Él tiene un cuerpo glorificado, nosotros lo tendremos también. Él recibió la herencia celestial del Padre, nosotros la recibiremos un día. Él vive para siempre, nosotros también viviremos por siempre con él.
En la conversión, lo cual se representa por el bautismo en inmersión, pasamos de muerte a vida. Declaramos que nuestros pecados han sido perdonados, que hemos sido justificados por gracia por medio de la fe, que ahora el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, Cristo la quitó de en medio y la clavó en la cruz.
¿Cuál es esta acta de decretos contra nosotros? La ley de Dios. Ella nos declaró culpables y exigía la ira eterna sobre nosotros. Dios era nuestro enemigo y estaba airado contra nosotros todos los días. Pero a través de Jesucristo fuimos librado de esa ira, pues, él la soportó por nosotros cuando murió en la cruz.
El resultado de esta unión con Cristo es que, siendo que él venció a los principados y potestades, los cuales se oponían a Dios, en Cristo nosotros también los hemos vencido, por lo tanto no necesitamos el supuesto poder místico que ofrecen los falsos maestros sobre los poderes ocultos y sobrenaturales, si Cristo gobierna soberano sobre todo, entonces, ni los demonios, ni las potestades, ni las estrellas, ni el destino, ni el yin ni el yan, y ninguna de esas cosas podrá afectar nuestras vidas.
En conclusión, si abrazamos a Cristo por fe, disfrutaremos todos los beneficios de la unión con Él. Si rechazamos a Cristo y Su señorío o si tratamos de complementarlo, no recibiremos todos los beneficios que están almacenados solo en Él. ¿Este día estás guardando tu corazón contra las falsas enseñanzas que minimizan la totalidad de la victoria de Cristo y estás abrazando y apreciando todo lo que tienes en Cristo? Todo lo que necesitas está ahí para ti en Cristo. Ven a Él.
Pastor en la Iglesia Bautista Reformada la Gracia de Dios en Medellín, Colombia desde 2010. Posee una Licenciatura en Filosofía, Maestría en Estudios Teológicos y Doctorado en Ministerio. Fue director del Instituto Bíblico Reformado de Colombia y ha escrito varios libros.
Actualmente es el Presidente del Seminario Reformado Latinoamericano para Latinoamérica.
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