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Herejía monofisita

Monofisismo

Eutiquio (anciano de Constantinopla) a finales del siglo V  predicaba que la naturaleza humana de Cristo estaba absorbida por la divina, de modo que, en la unión de ambas, no había sino una naturaleza. Esta herejía se llamaba también Monofisismo (Mono: uno Phycis: Naturaleza).

Esta herejía fue combatida en el sínodo regional de Constantinopla en 448 por Eusebio de Cesarea. El sínodo expresó inequívocamente la ortodoxia de la doctrina de las dos naturalezas, y requirió la presencia de Eutiques. Éste se negó rotundamente a aceptar la decisión del sínodo, reafirmándose en su doctrina de una sola naturaleza de Cristo, por lo que el sínodo lanzó anatema contra él y contra sus partidarios.

Eutiques no aceptó la autoridad del sínodo, y recurrió al Papa León I. Éste respondió con la Epístola Dogmática, en la que reafirmaba la doctrina de las dos naturalezas.

El monofisismo Enseñó que la naturaleza humana fue absorbida por la naturaleza divina, de modo que ambas naturalezas cambiaron de alguna forma y surgió una tercera clase de naturaleza. Eutiquio cayó en error al creer que como una gota de tinta se mezclaba en un vaso con agua, la mezcla resultante ya no era tinta pura ni agua pura, sino una tercera clase de sustancia, del mismo modo, Jesús era una mezcla de elemento divino y elemento humano.

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