Una Breve Explicación de 5 Distintivos Propios de los Reformados a la Luz de sus Confesiones de Fe

INTRODUCCIÓN

¿Cuáles son los distintivos esenciales de la fe reformada?, ¿puede alguien ser reformado solamente levantando la bandera de las Cinco Solas, o confesando los cinco puntos del calvinismo?

Rob Ventura editó un libro en el que busca precisamente explicar elementos que son propios de la teología reformada y que van más allá de los cinco puntos. Él los enumera de la siguiente manera: “Los 10 mandamientos y el cristiano, el principio regulador de la adoración, teología del pacto, la iglesia, y la legitimidad y el uso de las confesiones de fe”. Esta lista, aunque presentada un poco distinta, será utilizada a continuación para exponer aspectos que son propios de la teología reformada.

Tales distintivos no son arbitrarios ni suponen una negación de la diversidad que hubo entre reformadores, no obstante, en estas cosas estaban unidos. Lo cual es evidente a la luz de las confesiones de fe reformadas, algunos catecismos y principales teólogos reformados.

I. Día del Señor

La teología reformada enseña que el domingo es el Día del Señor, manteniendo el principio moral del cuarto mandamiento (Éx. 20:8-11). El argumento para el deber moral del cuarto mandamiento en el domingo es triple.

Primero, el día de reposo es un mandato creacional (Gn.2:3). La implicación de esto es que antes de la caída ya existía el deber moral de adorar a Dios en el día de reposo, por tanto, no puede ser abolido como algo de la ley mosaica.

El segundo argumento se construye sobre la moralidad del decálogo. Tanto la CFW y la CFL dedican un párrafo para esto, la CFW expresa: “Esta ley, después de la caída de Adán, continuaba siendo una regla perfecta de rectitud; y como tal fue dada por Dios en el Monte Sinaí en diez mandamientos”. Thomas Boston, enfatizando en el cuarto mandamiento, comenta: “Esto es de carácter moral, obligatorio para las personas de todas las épocas y no una ceremonia que haya sido abrogada por Cristo”.

El tercer argumento es en cuanto al Día del Señor. En Ap.1:10 Juan dice que estaba “en el día del Señor” y el término usado ahí se refiere a “un día que le pertenece a Dios”. Con la venida de Cristo la observancia del séptimo día fue abolida y ahora el día del Señor es el primero de la semana.

II. Principio regulador de la adoración

La teología reformada enseña que en la adoración a Dios hay que hacer solamente aquello que Dios ha ordenado. La iglesia es la casa de Dios, y, así como cada uno se comporta de manera particular en una casa que visita, no se puede pretender hacer lo que se desea en la casa de Dios. Él, como Señor de su casa, pone los lineamientos.

Que Dios se toma en serio su prerrogativa para no admitir cualquier adoración que surge de las ideas de los hombres es evidente. Cuando en Lv.10:1-3 Nadab y Abiú se presentaron con un “incienso que Dios no había mandado” fueron consumidos. Nótese en este último caso que el incienso no estaba prohibido.

El segundo mandamiento enseña el principio regulador ya que prohíbe adorar a Dios como al hombre se le ocurra. El catecismo de Heidelberg hace la pregunta ¿Qué pide Dios en el segundo mandamiento? Responde: “que no representemos a Dios por medio de alguna imagen o figura, y solo le rindamos culto como Él ha mandado en su palabra”.

Las iglesias reformadas en sus cultos solo practican lo ordenado por Dios que es: predicación de la Palabra, lectura de la Palabra, oración, celebración de las ordenanzas, cánticos y ofrendas. En los cultos no se celebran días especiales, no se presentan bebés, no se hacen obras de teatro, no oran mujeres, ni predican mujeres.

III. Teología del pacto

La teología del pacto se puede definir como un sistema de interpretación bíblica que explica la unidad de toda la revelación de Dios por medio de pactos. Tanto la CFW como la CFL en su capítulo 7 tienen todo un tratado sobre el pacto. En ambas confesiones se reconoce la importancia de esta enseñanza. La teología pactual es tan esencial en las iglesias reformadas sin importar si son bautistas o presbiterianas que como bien dice Sproul: “La teología reformada ha sido apodada ‘teología del pacto’”.

La teología reformada entiende que Dios hizo en primer lugar un Pacto de Redención el cual fue un acuerdo antes de los tiempos, entre las personas de la Trinidad, acuerdo en el que el Padre enviaba al Hijo quien se comprometía a morir por los escogidos, y el Espíritu Santo aplicaría eficazmente dicha obra.

Cuando Dios crea al hombre, Él soberanamente establece un Pacto de Obras con Adán como representante de toda la humanidad. En dicho pacto Dios le promete a Adán la recompensa de vida si no comía del árbol del bien y del mal o la muerte si incumplía. Adán quebrantó el pacto y toda la humanidad con él, de modo que se hizo necesario otro pacto para la salvación del hombre. Es por lo anterior, que Dios reveló un Pacto de Gracia, el cual garantiza el cumplimiento de las demandas de Dios por la vida y obra de Jesucristo.

IV. Alta eclesiología

Por alta eclesiología se quiere decir que, aunque entre los reformadores hubo grandes diferencias en el gobierno de la iglesia, los miembros de la iglesia, u otros asuntos, no obstante, tenían un gran aprecio por la iglesia local.

Tanto presbiterianos, congregacionalistas y bautistas incluyeron en sus confesiones de fe capítulos enteros para hablar de la iglesia. Interesantemente, el capítulo más largo en la CFL es el que habla de la iglesia. La CFW tiene uno para hablar de la iglesia, otro para ocuparse de la disciplina eclesiástica y otro para el gobierno. Y la confesión belga ocupa un artículo para hablar de las marcas de una iglesia verdadera.

En esta alta eclesiología las iglesias reformadas practican la membresía eclesiástica, es decir, prestan mucha atención en quiénes hacen parte de sus iglesias. Y también se preocupan por practicar la disciplina eclesiástica, por ejemplo, la confesión belga afirma que la tercera marca de la iglesia es que “practica la disciplina eclesiástica para corregir las faltas”.

Si alguien se hace llamar reformado, pero no le importa la iglesia local; o si en una iglesia reformada no se le da importancia a la membresía y disciplina de la iglesia, deja de estar en sintonía con su tradición.

V. Confesionalidad

Es parte de las iglesias reformadas el hacer uso de confesiones, credos y catecismos que se han compuesto a través de la historia para enseñar a sus miembros lo que la iglesia cree, y determinar las doctrinas sobre las que están unidos.

Estas confesiones son ayudas, pero jamás suplantan a la Palabra de Dios, como bien dice Sugel Michelén: “Las confesiones no tienen la intención de suplantar la Biblia, sino que resumen y expresan de una forma precisa los elementos esenciales de nuestra fe contenidos en las Escrituras”.

Pablo le habla a Timoteo y le dice que la iglesia es la columna y baluarte de la verdad (1Ti.3:15). Esto se refiere a que la iglesia tiene la gran labor de sostener la verdad y de defenderla. Es debido a esto que la iglesia ha procurado a través de los siglos escribir confesiones de fe.

Las confesiones de fe son necesarias para promover la unidad de la iglesia, para la proclamación y defensa de la verdad, para el mantenimiento del orden en la iglesia, para evaluar a los ministros de la Palabra y para dar un sentido de continuidad histórica con la iglesia que siempre ha existido.

CONCLUSIÓN

De modo que, particularidades en cuanto al día del Señor, el principio regulador de la adoración, la teología del pacto, una alta eclesiología y la confesionalidad, además de las cinco solas y las doctrinas de la gracia, son distintivos de las iglesias reformadas que están en sintonía con su tradición, la cual quedó consignada en confesiones de fe, marcando así el perímetro con relación a otras congregaciones no reformadas.

 

BIBLIOGRAFÍA

 

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• Ventura, Rob. Precadio del editor a Más allá de los cinco puntos. Traducido por Giancarlo Montemayor. Graham, NC: Publicaciones Faro de Gracia, 2019.