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Una Respuesta Bíblica a los Amigos Antitrinitarios

Destacando la importancia de la Trinidad

Uno de los temas más fascinantes que se revela en las Sagradas Escrituras y en el cual tanto trinitarios como antitrinitarios convienen es el extraordinario e insondable tema de la divinidad de Cristo. Un tema en el cual concuerdan en varios sentidos. Y la razón es porque, aunque es un misterio inescrutable (1 Tim 3:16), al mismo tiempo es un tema que la Biblia revela contundentemente (Jn 20:28; Ro 9:5; Filp. 2:6; Col 2:9; Tit 2: 13; 2 Ped 1:1; Heb 1:8; 1 Jn 5:20).

Sin embargo, existe una importante diferencia en cuanto a la teología antitrinitaria con respecto a la teología que abraza el cristianismo ortodoxo. Y es que los antitrinitarios rechazan apasionadamente la doctrina de la Trinidad. Rechazo que hacen citando pasajes Bíblicos de memoria (lo cual es admirable), pero que cuando se reflexionan cuidadosamente se aprecia que no son textos que necesariamente sean contrarios al misterio de la Trinidad.

La mayoría de los antitrinitarios consideran que creer en la Trinidad es politeísmo[1] pues equivale a creer en un dios de tres cabezas que no tiene nada que ver con la fe y la vida cristiana. Y evidentemente, un dios así no es consecuente con el Dios de la Biblia el cual se revela como uno en esencia y tres en persona (Mt 28:19; 2 Cor 13:14; 1 Cor 12:4-6; 1 Cor 8:6; Ef 4:4-6; 1 Ped 1:2; Mr 1:9-11; Jn 14:11, 16-17). “Con respecto a su esencia se afirma su unidad (Dt 6:4; Dt 4:39; Is 43:10; Is 45:18; Ex 20:2-6; Mr 12:28-30), mientras que con respecto a su persona se reconoce su diversidad (Mt 28:19; 2 Cor 13:14; 1 Cor 12:4-6; Ef 4:4-6; 1 Ped 1:2; Mr 1:9-11). Diversidad que subsiste dentro de la misma esencia de la deidad”[2]. A continuación, se mostrará cómo dicha Revelación es sumamente importante para la fe y la vida cristiana.

La Trinidad es crucial para poder apreciar cómo Dios planeó la Salvación desde antes de la fundación del mundo. En Efesios 1:1-14 el apóstol Pablo nos muestra el operar Trinitario en la Salvación. Dios el Padre “es el arquitecto de la salvación”[3]. Él predestinó y escogió desde antes de la fundación del mundo a aquellos quienes serían salvos (Ef 1:3-5). El Hijo es quien derramó su sangre en la cruz para redimirlos, aceptarlos y perdonarlos de todos sus pecados (Ef 1:6-12). Y el Espíritu Santo es con quien son sellados como garantía de que un día tendrán la herencia planeada por el Padre (Ef 1:13-14). Rechazar la Trinidad es rechazar ese plan redentor orquestado desde la eternidad.

La Trinidad muestra la relación amorosa e interpersonal que el Padre y el Hijo tenían desde antes de la fundación del mundo. Ellos han existido juntos por toda la eternidad en una relación de perfecta unidad y amor. Esto es algo que se revela en la oración sumo sacerdotal de Jesús en Getsemaní cuando dijo: “Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese (Juan 17:5)”. Estas palabras implican que el Padre y el Hijo tenían una relación filial amorosa desde antes de la creación del universo.

Este tipo de declaraciones son difíciles de interpretar para los amigos antitrinitarios quienes creen que Jesús es el Padre y el mismo Hijo a la vez, y que lo que vemos en la Biblia son manifestaciones del mismo Dios. El cristianismo ortodoxo conviene en que es el mismo Dios, pero difiere en que Jesús sea el Padre y el Hijo a la vez. Pues, nadie puede ser Padre e Hijo al mismo tiempo en una misma relación. Se requiere una relación diferente con otra persona para poder ser el Hijo de un Padre, y el Padre de un Hijo.

Igualmente, esta relación interpersonal es vital para el Pacto eterno de redención (Jer 32:40). Una transacción pactual que requiere de dos o varias personas que envuelve obligaciones y un juramento sellado con una promesa. Pacto que se revela desde el Antiguo Testamento. En el Salmo 110:1 vemos como Adonai (El Señor) dijo a Adonai (El Señor): “Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”. Pacto donde Dios el Padre le prometió al Hijo que todos los enemigos del pueblo de Dios serían derrotados por Él y que todo el mundo se postraría ante sus pies.

Todo esto tiene implicaciones cruciales para la práctica de la sumisión. La Trinidad es el modelo a seguir para que las esposas aprendan a asumir su rol en el hogar. Dios dice en su Palabra que la mujer casada debe sujetarse a su marido (Ef 5:22,24; Col 3:18), esto implica un problema para el corazón de la mujer a quién no le es natural sujetarse a su marido. Mucho más en una sociedad altamente feminista donde se considera que la mujer que cumple con dicho precepto está siendo denigrada y puesta en un papel de inferioridad ante el hombre. Pero dicho pensamiento es derrumbado por la doctrina Bíblica de la Trinidad la cual nos muestra que, aunque el Hijo se sujeta voluntariamente al Padre en su rol dentro de la economía de la Trinidad, eso no significa que sea menos digno que el Padre en cuanto a su divinidad. Este es el argumento que utiliza el apóstol Pablo cuando en 1 Corintios 11:3-14 aborda el asunto de la sumisión de las mujeres a los hombres. Un principio que se aplica para toda clase de relación interpersonal donde haya autoridad.

Finalmente, la doctrina de la Trinidad resalta el asombro por la grandeza de Dios. Esta doctrina es consecuente a la revelación de un Dios que trasciende el universo, que es supremo, eterno, soberano, inmutable y todopoderoso. Un Dios ante el cual nuestras mentes finitas jamás alcanzarán a comprender la infinitud de Su Naturaleza. Y que por eso es el objeto de nuestra más devota adoración.  Por tanto, en vez de tener a un dios que podamos dominar con nuestra mente, que es el principio que está detrás del pensamiento de muchos de los amigos unicitarios, es mejor rendirnos ante la revelación Bíblica y dejar que el Dios de la Biblia sea el que señoree sobre nuestras mentes.

Amén.

 

BIBLIOGRAFÍA

 

  • Barrett Matthew, «Dios el Padre», Ministerios Ligonier. https://es.ligonier.org/articulos/dios-el-padre/.
  • “Iglesia pentecostal unida santa Inés, La Trinidad es una farsa /Ps. Edgar Girardo/”, video de YouTube, 0:38, publicado el 29 de mayo del 2020, https://www.youtube.com/watch?v=JExULhTMdm8.
  • Sproul, R.C. Las Grandes doctrinas de la Biblia. Miami, FL: Unilit, 1996.
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